viernes, 22 de febrero de 2013

Las plantas, unas buenas compañeras


Dicen que los seres humanos somos la especie más avanzada de nuestro planeta, pero yo pregunto: ¿es eso realmente así? Hay muchas, muchísimas cosas que nos rodean y que todavía desconozcamos (quien sabe si algún día acabemos descubriéndolas). Los seres humanos nos creemos superiores a las demás especies por nuestras capacidad como, por ejemplo, la comunicación. ¿Pero somos los únicos que nos comunicamos entre nosotros? La respuesta es no.

Siempre se ha sabido que algunos animales se comunicaban entre ellos por medio de "señales" para, por ejemplo, alertar a su compañero de algún tipo de peligro. Pero quien diría que las plantas hacen lo mismo... Exacto, las plantas, al igual que los animales y los seres humanos también pueden comunicarse entre sí.

Cuando una planta es atacada por un herbívoro esta desprende un gas invisible cuya intención es alejar al herbívoro, es decir, ahuyentarlo. Pero esa no es la única función del gas.

Cuando las plantas que están a su alrededor reciben el gas, se dan cuenta de que una compañera las está alertando de un peligro inminente, por lo que cambian drásticamente su actividad biológica y comienzan a desprender el mismo gas, tanto para alertar a sus compañeras como para ahuyentar al herbívoro que se está alimentando de su compañera (y que poco después podría hacer lo propio con ella).

Pero aparte de este sistema de comunicación, las plantas tienen un sistema alternativo que está relacionado con las redes de hongos simbióticos. El 80% de las plantas están colonizadas por unos hongos que forman una micorriza (red de hilos blancos).

Gracias a esta vía la planta recibe sales minerales y agua, mientras que el hongo recibe hidratos de carbono que el hongo es incapaz de sintetizar (la planta lo hace ella sola mediante la fotosíntesis), es decir, aquí podemos observar una relación de mutualismo.

Cuando las micorrizas conectan varias plantas entre sí estas también son capaces de comunicarse. Para comprobarlo, unos científicos de China plantaron unas plantas y permitieron a las micorrizas establecer conexión entre varias plantas. Después infectaron una de las plantas, y observaron que las plantas conectadas a la infectada sufrieron los síntomas más tarde y de forma más leve que aquellas que no establecían conexión alguna con la infectada, algunas incluso no sufrieron la enfermedad.

Las plantas también tienen su ‘Internet’

Y tras explicar todo esto, yo pregunto: ¿De verdad somos tan superiores como nos creemos?

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