miércoles, 23 de marzo de 2011

Los alimentos peligran...


La lucha para controlar el desastre en la central nuclear Fukushima 1 continúa. La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón (NISA, por sus siglas en inglés), ha confirmado que el reactor 2 está dando los mayores niveles de radiactividad desde que se tiene registro. De hecho, ha aumentado el temor relacionado con la contaminación radiactiva de los alimentos japoneses. La madrugada pasada (hora española), el primer ministro de Japón, Naoto Kan, pidió a la población que se abstenga de comer verduras de hoja verde que hayan sido cultivadas en las prefecturas de Fukushima y la vecina Ibaraki a consecuencia de los altos niveles de radiactividad encontrados en 11 tipos de hortalizas,informa la agencia Kyodo. Los vegetales contaminados incluyen, según el Ministerio de Salud nipón, el brócoli, las espinacas, la col, el perejil y la coliflor. La leche también está en la lista. Aún así, el OIEA ha asegurado que no hay riesgos para la "salud humana" fuera del área de evacuación. Es lo que ha dicho Graham Andrew, asesor científico del organismo, que ha insistido en Viena en que no se ha identificado hasta ahora "ningún riesgo significativo". También ha admitido que la fauna marina de dos prefecturas cercanas a Fukushima -Chiba y Ibaraki- puede estar contaminada, y por tanto ha aconsejado a las autoridades japonesas que controlen los productos de mar.

Por otra parte, los niveles de radiación encontrados en un purificador de agua de la ciudad de Tokio exceden los límites considerados normales para niños menores de un año, por lo que las autoridades han aconsejado a los padres que no les den de beber agua del grifo a los bebés. Se ha detectado una concentración de yodo de 210 bequerelios por litro en muestras de agua del grifo, cuando el límite fijado por las autoridades japonesas es de 100 becquerelios por litro -para bebés-. A pesar de eso, el portavoz del Gobierno, Yukio Edano, ha pedido calma y ha asegurado que los adultos pueden ingerir agua del grifo sin que haya ningún riesgo para la salud, por lo que ha pedido a los residentes de Tokio que no acaparen el agua embotellada. "Tenemos que pensar en Miyagi, Iwate y otras áreas golpeadas por el desastre", ha explicado en rueda de prensa.

Según los resultados de las pruebas llevadas a cabo el lunes en los alimentos, los niveles de cesio encontrados son hasta 160 veces superiores al estándar de seguridad permitido. El Gobierno ha dado orden, asimismo, de que se incrementen las inspecciones de pescado y marisco, aunque muchos pueblos, puertos y barcos en la costa nororiental de Japón resultaron destruidos por la catástrofe, por lo que la industria está en gran parte paralizada. También ha prohibido el envío de leche y verduras desde la zona a otras partes de Japón. China, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia han puesto en marcha controles para detectar si hay radiación en los alimentos importados desde Japón. En paralelo, EE UU ha prohibido ya la importación de algunos alimentos japoneses como leche, derivados lácteos, verduras frescas y frutos de algunas partes del país.

Por su parte, el ministro español de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, ha reconocido en Nueva York que España tiene que "aprender la lección de lo que ha sucedido en Japón" y ha asegurado que por ahora no se pueden cerrar centrales nucleares en España porque aportan cerca del 20 % de la energía nacional. "Una manera de apoyar a Japón es no crear una alerta sobre el tema nuclear, por ello España ha sido muy cautelosa al respecto", ha afirmado.

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